Parte I

Ya me dolía todo. Era un camino tan duro, mis zapatos gastados se desarmaban de a poco, ya casi no me quedaban fuerzas. Caminaba con la fuerza de... nada, ¡no tenía nada! aun intento recordar por qué caminaba, pero aun así lo hacía, lloraba como un pequeño, buscando... ¡eso, buscaba! pero ¿qué cosa? no podía seguir así, buscando, caminando, recordando, ¿a donde llegaría?
Intentaba erguirme para ver si podía ver hacia adelante, nada, me acercaba a la orilla del camino y, nada, miraba atrás para ver lo recorrido y, nada. ¡Nada, nada, nada! ¿Donde estaba todo?
Muchas veces oí la idea de tener un jardín secreto en mi interior, cuando recordaba eso, cerraba mis ojos e intentaba ingresar al jardín... ¡Dios santo! ¡Nada! en momentos como esos solamente esperaba llegar, el agua que escapaba de mis ojos no dejaba de salir, y mi gargante reseca ya se resentía...
Caí, de bruces, y vi nada, pensé en esperar, pero no pasó nada. Opté por ponerme de pié y en ese instante una flaca y pequeña figura se apareció, se levantó y caminó, cayó otra vez, se levantó una vez más y una pequeña piedra la hizo tropezar, ahí redescubrí la risa...

Galatea Roldán
Ramiro Rodino
León Cardenas
Cristina Salazar
Lía Salazar
Carola Paston
Martina Paez
Anita Velez

¿Capítulo I?

Me había decidido a ser un completo demonio, a caer en las orillas nefastas de oscuros mares y dejarme llevar por el odio y humillación que ella había dejado en mi, simplemente porque quería venganza, porque quería que ese vil idiota que me había arrebatado todo supiera que antes de él existió un chico, un joven o quizá sólo un hombre al que ella quiso y que estúpidamente botó al basurero, un chico, joven o quizá sólo hombre que optó por ser Dios y juzgar quien debía morir o vivir.

Tenía 16, o 17, quizá 18 pero no más de 19, cuando la historia de mis penas comenzó. Ramiro Rodino es mi nombre. En ese tiempo era un joven que intentaba huir de las decisiones importantes, el amor, por ejemplo no iba conmigo, vez que me involucraba con alguien evitaba que fueran más de 2 o 3 veces, ¿por qué? Por el simple hecho de que no quería sufrir lo que veia a diario entre mis compañeros, lágrimas rotas, corazones oscuros y momentos desolados, por eso huia, aún hoy no sé si era autoprotección o cobardía. Muchas cosas pasaron ese verano en el cual tube muchos reencuentros, mis amigas de infancia, Cristina y Lía Salazar, con las cuales había pasado muchas cosas en nuestros recreos juntos y fiestas infantiles. Antes de entrar a clases me hicieron la propocisión de conocer a un grupo de amigos, convivir más con ellas era una idea grandiosa, así que por eso me decidí.

Nos encontramos en la estación a la hora convenida, habían unas 10 personas, todas ellas súper buena onda, mis primeras conversaciones fue con Anita Velez, era como la mayor del grupo e implicitamente se encargaba de que todos convivieran, gente nueva gente vieja, todos compartían por compartir, como siempre, hice una calificación mental de las chicas, la más digna, la mejorcita, según mis anotaciones mentales era Galatea Roldán, al igual que su poco común nombre ella tenía una belleza extraña, no representaba más que yo pero realmente tenía ¿22, 23 o 24 años? Esos detalles ya no los recuerdo. Ahí fue el instante en que todo comenzó, cuando la vida pone frente a uno cosas que superar y obstaculos que saltar, cuando es en realidad lo más lindo del planeta lo que por y para siempre habrá de destruir, tu vida, tu alma y tu corazón.

Voy a intentar seguir unas historia, algo como una novela, prentento hacerla realmente bien y no como esas típicas historias que hago que son cortas y fomes. No sé nombre, pero espero que sea algo melodramático y lindo. Es amor... como casi siempre y un tanto de los reflejos de traiciones y sentimientos amargos que he sentido en el último tiempo... Unos cambios grandes y una historia que refleje todo eso. Comenzaré en papel, creo, y lo iré pasando o a este blog o a uno especial.

Eso =)

El viejo se acercó una vez más a mi mesa, como siempre con, esa mirada dulce pero dura, como una barra de caramelo. Esta vez su voz mostraba denotaba melancolía y me dijo:

-¿Sabías que, el Rey Alcander antes de ser rey también fue un joven y ferviente aventurero?

Yo, como no sabía la respuesta le contesté que poco entendía del tan aclamado rey y el viejo me dice:

-Eres joven y algún día entenderás mejor.

Siempre que decía eso yo quedaba con la curiosidad hirviendo, porque sabía que la historia que me contaría sería excelente, pero al final hasta que viviera una experiencia con la cual extrapolar la historia no la entendería, pero bueno, mi labor en este lugar es escucharlo, no por nada él es mi maestro. Mientras en un papel anotaba algunos pensamientos el viejo comenzó su relato.

-Esta vez, el joven Alcander practicaba el arco y la espada. En sus rutinarias prácticas conoció a una pequeña mujer que tenía habilidades similares a Alcander, al poco tiempo se hicieron bastante amigos, vivieron aventuras y desventuras juntos, viajaron por el mundo, bebieron hasta emborracharse, se prestaron el hombro cuando lo necesitaban, de a poco y debido a las nuevas obligaciones que ambos se fueron distanciando, pero jamás perdieron el contacto por demasiado tiempo, ella en sus labores nobles y Alcander como aspirante al trono,cada uno por su lado había ocasiones en que por mucho tiempo dejaban de hablar, pero siempre en ocasiones tracendentales aparecía el otro a apoyar al que estubiera en problemas, siempre, pero siempre. Ella fue la que apoyó a Alcander cuiando hubo que construir el muro enorme que existe en nuestro pais, y ella lo consoló en las noches de tormenta en que su corazón no daba más. Pero, en un instante las cosas se desvandaron, de un momento a otro Alcander no recibió más noticias y él la necesitó y ella no acudió, así él buscaba la forma de tener contacto pero ella lo rechazaba, hasta que simplemente se decidió y dejó que las cosas fluyeran, pero fue un error, ya que al final las cosas no fluyeron sino que se desbordaron y quedaron ambos, solos y sin tener a quien recurrir (o eso creyó Alcander) mas bien él quedó solo pero nunca supo si ella habría encontrado a alguien más.
Alcander como antes, siguió siempre intentando ser el mejor Rey y sólo preocupandose de su reino... porque siempre las mujeres que amaba se iban de su lado...

El viejo miraba melancolico, muchas veces he pensado en el por qué le afectan siempre las historias que cuenta, ¿Será que se arrepiente de no haber interferido? daaah son viejos, simplemente hay que dejarlos existir.




si, siempre esperó a que volviera
porque él estaría siempre allí,
dime con quién andas.

El primero.

-Esta, es una historia que te tiene que importar pequeño- El viejo hablaba con tono duro, pero nunca dejando su amabilidad de lado. El pequeño se sentó en su silla pareciendo incomodo, pero si el viejo decía que era algo importante, si que era importante.

El viejo se levantó y comenzó a deambular por la habitación, taciturno, el niño lo miraba sin mucho ánimo, el viejo tomó una fuerte bocanada de aire y comenzó su relato:

El Rey Alcander era el señor de las tierras centrales de un continente, su posición era privilegiada, porque tenía la característica de que podía ver los movimientos de todas las naciones alrededor, bueno casi todas. Hacia mucho tiempo tubo una disputa de amor con una de las regiones sureñas, ahí vive la mujer que él más ha amado en toda su vida. Por voluntad y sanidad, mandó a construir un muro enorme que impidiera la mirada hacia ese lugar y sólo dejó abierta una rendija para pequeños mensajes de suma importancia. El muro era bastante simple de derribar, pero Alcander sabía que si lo hacia él saldría herido, y no solo él sino que ahora su nación podría facilmente dañar la tierra de su amada quizá sin quererlo, pero el daño es daño al fin y al cabo.
El Rey se acostumbró a su vida de dolor, vivia en relativa paz y celebraba siempre ferias y festivales con las naciones vecinas, pero llegó un día en que todo eso cambió. Es contado que esa mañana Alcander vió una suave bruma oscura que envolvía con su manto todo el continente, levantó suavemente el velo que cuidaba su lecho y miró por la ventana hacia su guardia. Los soldados estaban algo agitados y de mal humor por las fuertes cuchilladas que retumbaban en el horizonte, Alcander jamás pensó que unas de las naciones que forjaban la alianza más poderosa estubiera en una guerra encarnizada, utilizando lo que ambas sabían de la otra las amistades se fundían en explociones gigantescas de furia y dolor, moría de a poco con cuchilladas certeras la que una vez fue la más poderosa cofradía de poder, derrepente, un pajaro negro surcó el cielo hacia el oeste, se sentía caer y llorar un feudo completo, donde la reina perdía a su rey mientras su castillo se derrumbaba en sombras absolutas, que colmaban las lágrimas de legra amargura, así caia otra nación. Por otra parte los festivales al sur se hacian cada vez más auto destructivos, las drogas, el alcohol y la desorganización amenazaba por perder los estribos y llevar a las naciones al colapso, ¿Era esa una buena forma en realidad de llamar la atención de su vecino? Al final todo se sumía en caos. Por otra parte algunos degollaban a sus pares y otros se refugiaban en el amor, nuevas pequeñas naciones fueron surgiendo y algunas de ellas se desarrollaban debilmente a pesar de su espiritu grande. Al final el Rey se acercó un poco a la gran muralla esperando algo de paz, pero en su lugar oyó que al otro lado gritos de odio a alguna mujerzuela, algo de dolor y angustia, y una negra bruma se alzó tras el muro. Alcander, cansado, se dió vueltas por el castillo recordando la belleza del tiempo pasado, miró hacia un lugar en que guardaba una rosa roja, se arrodilló y llorando en sus petalos pidio que todo acabara, abrazado a la rosa se durmió... Pasaron semanas en que Alcander dormido soñaba con el amor que existía detras del muro. Al despertar, subió a paso lento y cansado, sin que nadie se diera cuenta a la torre más alta, miró a todos lados la debastación que había, pero se dió cuenta de algo... en su reino todo era calma y paz, habia buena cosecha, el humor era excelente... El Rey se sintió feliz y optó por preocuparse egoistamente de su pais, llegaron a la corte muchos pedidos de ayuda, en los cuales exigian tiempo con él para reuniones sociales y todas esas cosas burocraticas, pero Alcander optó por no inmiscuirse en temas, si pasaba una carrosa y lo llevava por el camino que él iba, tranquilamente se subia, si no, simplemente pasaba a la invitación, en ningún momento cortó relaciones con los reinos aledaños, pero si dejó que ellos solos solucionaran sus problemas y no se involucró más allá, ahora era solo él y tenía que sólo preocuparse de su gente... y amar lo que vivió detrás de la muralla

El viejo miraba por la ventana evocando al pasado, y mientras hablaba tranquilamente el niño lo miraba con admiración.

-Alcander... fue el mejor Rey que esta tierra jamás tubo, porque simplemente no se dejó manipular ni llevar por las mil y una perversiones del planeta.- el viejo así terminó su relato.

El niño estaba entusiasmado y preguntó - Esa muralla, es la que tiene con sangre pintada la palabra "Dulcinea" cierto? - El viejo sonrió y dijo:

- Jamás la olvidó... en realidad, a pesar de todo, jamás la olvidé...- El niño asombrado mira curioso al anciano, pero éste toma su bolso y sale de la habitación.

Las hijas de la Luna.-


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En mis viajes por el mundo, conocí a una especie de mujer bastante peculiar, son las llamadas Hijas de la Luna. Tienen como características unos ojos misteriosos que guardan experiencia pero mucha inmadurez, son de estatura media-baja, nunca sobre 1,60 metros, pelo ondulado con rizos definidos y largos. En general las Hijas de la Luna tienen muchos cambios durante el mes, a veces son mujeres fuertes y rudas con una autosuficiencia notable, pero otras son pequeñas niñas asustadizas que requieren brazos fuertes para afirmarlas, la explicación, es que cambian su personalidad de acuerdo a los estados de su madre. Una de las primeras que conocí se llamaba Dulcinea, ella las hacía de una mujer fuerte, bondadosa y segura, pero en el fondo era una niña traviesa que si se rasguñaba lloraba, era egoísta y por sobre todo cuestionaba todas y cada una de las cosas para saber qué elegir, su seguridad a decir verdad nunca la vi. Pero había algo admirable en ella, que su orgullo era enorme a pesar de toda su inseguridad, he de admitir que me enamoré perdidamente de Dulcinea, sus ojos me embobaban, su risa me extasiaba, su boca era de miel y sus labios de chocolate, su cintura era un mango de donde afirmarla y no soltarla jamás y sus caderas ¡Por Dios, que placer mas grande! Su tez marrón la hacía poco común, por lo cuál para un joven como yo era como si tuviera en frente a la mismísima Afrodita. Las cosas no terminaron bien, las Hijas de la Luna tienen un extraño placer de asumir cosas que no son y decidir frente a situaciones que lamentablemente son erróneas, no dan cabida al arrepentimiento ni tampoco a la objeción, cuando deciden algo lo hacen para siempre, créanme, jugué cartas para rescatar lo que aprendí con ella pero de nada sirvió, sólo trajo más perdición.

Yo seguí mi viaje, no sin antes lamentar a mares la pérdida de tan hermoso ser, jamás pensé que durante mi viaje me encontraría a otra mujer así. Era Valentina, una mujer hermosa, admirada por los hombres de su pueblo, una cintura de avispa y senos acorde a su cuerpo, ojos plateados y una linda cabellera rubia y ondulada, pero como toda Hija de la Luna guardaba algo, y era su frágil corazón quebrado en mil pedazos por un ogro quizá que no logró admirar más allá de su egoísta corazón. Con Valentina compartimos muchas cosas, noches de lujuria, tardes de platica superficial, conocí con ella muchas cosas que jamás pensé que existían, me reveló que las Hijas de la Luna no eran perfectas porque en ellas no existía equilibrio, tienden a exagerar las cosas de manera monumental, y por lo demás nunca dejan su egoísmo de lado. Con Valentina las cosas tampoco terminaron bien, como ella misma lo dijo, su especie nunca deja el egoísmo de lado y cuando quise seguir mi camino, cuando quise ampliar mis horizontes con bellas mujeres comunes y corrientes, ella se puso en medio hostigando a mis acompañantes. Yo seguí mi camino.
La última historia, bastante peculiar es la que tuve con Cinthia. Ella es una niña pequeña, inocente, que guarda sus rizos con celo y sus ojos son linternas verdes que a uno lo sacan de su cuerpo, tiene una tez blanca, muy blanca, que guarda frío en cada poro, ella es especial, diferente, a pesar de tener todas las características físicas que distinguen a las Hijas de la Luna, ella no es egoísta, tampoco altanera, es única en su especie. Con Cinthia he compartido poco, quizá por su extraña manera de hablar, porque usa su cuerpo como medio de comunicación, no suelta palabras de mas y tiende a estar taciturna mientras camina, siempre viajamos juntos y nunca conversamos grandes cosas, la siento distante, como si sólo quisiera viajar al cielo con su madre, yo creo que sería una maravilla que se juntaran, los poetas serían virtuosos de tener tales musas inspirándolos en las noches. ¿Cuando me di cuenta que Cinthia era especial? es digno de contar. Veníamos de vuelta a casa luego de pasar una tarde estudiando, mientras viajábamos se hizo de noche, y la Luna salió llena en las montañas, cuando me bajo del vehículo en que veníamos y camino al porche de mi casa, me giro para hacer una despedida con la mano y veo sobre Cinthia el resplandor celoso de la Luna, una protección magna que resaltaba sus ojos verdes, su tez blanca y su cálida mirada, al contrario de todas las otras mujeres que conocí, ella era la única Hija de la Luna en la que vi el hermoso resplandor de la Luz de su madre.

¿Que si algo más ocurrió con ella? aun no sé, seguimos conociéndonos cada día mas, manteniendo pocas conversaciones con palabras y muchas con señas, para mi que soy en hombre que habla mucho es difícil comunicarme con ella, pero las pocas ocasiones que compartimos son algo digno de honor y orgullo.


Datos personales

Soy Rodrigo, tengo 22 años y vivo en un mundo en el cual quiero poder manejar y saber todo, tengo muchas caretas todas ellas parte de mi personalidad. Me gustan los sentimientos pero me frustra demasiado el no poder comprenderlos. Espero un destino que lo mas seguro no exista, pero el soñar con ello es algo que me llena. Amo la luna, y soy un romanticista fuera de época.